CROQUETAS DE BACALAO

Hoy hace un mes que se nos fue para siempre mi abuela materna.

No hace ni un año, que hacíamos lo mismo con mi abuelo (su marido), y como todos pensábamos el uno sin él otro… no sabrían estar. Siempre fueron (o al menos así se les veía desde fuera) una pareja muy unida. No recuerdo que alguno de los dos hiciera algo sin contar con el otro, aunque eso si, mi abuela era más dependiente de mi abuelo que al revés. Y es que su mundo giraba en torno a él.  Ahora están los dos juntos, que es lo que ellos querían. Esto es muy complicado de explicar para un niño pequeño, pero si le preguntáis a mi hija de dos años donde están, con toda la dulzura del mundo te responde “pues descansando” como si estuvieran en su sillón mirando la tele.

Y que conste que no es lo que hubiera querido, pero en el fondo me alegro de que haya sido así, porque donde mejor puede estar es al lado de mi abuelo. Los dos juntos, como siempre los he conocido.

Estando en el entierro, pensaba en cómo habría sido su vida. Creo que han sido bastante felices. Está claro que ellos fueron “niños de guerra”, ya que les tocó vivir la guerra civil con 6 o 7 añitos y eso, quieras o no, tiene que afectar de alguna manera, pero creo que todo lo que vino después les compensó esa niñez. Y es que tuvieron tres hijos, los tres con sus carreras, sus buenos trabajos, sus buenas parejas y (aquí es donde entro yo) seis nietos que no han dado ningún tipo de guerra ni conflicto importante. Nos han visto crecer a todos y les hemos visto envejecer nosotros. Hay algo más bonito?

Mi abuela nunca fue una gran cocinera, aunque ella siempre decía que la culpa de eso la tenía mi abuelo, que por culpa de que él tenía que comer siempre sin sal y cuidando mucho su alimentación, se le había olvidado cocinar…pero vamos, que según decía ella “yo antes sabia guisar muy bien”.

De hecho, el primer recuerdo que tengo yo en una cocina, es en su antigua casa cuando yo era un crio. Recuerdo como si fuera ahora, que a mí no me dejaban entrar en la cocina, pero en una de esas veces en las que me colé, me dejaron probar lo que estaban haciendo. Torrijas!! Era la primera vez que las comía, y no os podéis imaginar que buenas que estaban!! Y me pusieron a mojar el pan en leche con algo más que no me dijeron o no recuerdo.

Una de los platos que preparaba algunas veces que íbamos a visitarlos, eran las coquetas de bacalao. No sé si es porque era un crio, o las probaba muy de vez en cuando, o que era, pero le salían de escándalo. De crio siempre le decía que hiciera muchas y las congelara, así cuando volviéramos a ir, siempre habría­.

En fin, que la receta de hoy no es sofisticada ni nada por el estilo. Ni siquiera sé cómo hacía ella esas croquetas, pero estas están bien ricas. Además están hechas a mano, para que queden de forma irregular como ella hacía.

Sólo decir que espero que os hayais encontrado por ahí arriba, y que sigáis queriéndoos tanto como siempre. Nosotros no nos olvidaremos de vosotros.

PD: Ahh, y una cosa que se me olvidaba! Una de las cosas que más pena me da, es que no les dirá a sus biznietos esa frase que creo que nos dijo a todos mis primos y a mí cuando no nos portábamos muy bien, o habíamos hecho alguna trastada. Nos miraba, y nos soltaba aquellos de… Yo a ti te domo!!!

Ingredientes

250 gr de bacalao desalado

2 dientes de ajo

1 cebolleta

100 gr de harina

1l de leche

Aceite de oliva

Sal

 

Para rebozar:

Harina

Huevo

Pan rallado

 

 

Preparación:

1 – Picar la cebolla y los ajos muy finos y ponerla a pochar en una sartén con un poco de aceite de oliva.

2 – Antes de que coja color, añadimos el bacalao desmigado. Cocinamos un poco.

3 – Añadimos la harina, rehogamos bien y vamos añadiendo la leche poco a poco. Trabajamos la masa durante unos 15 minutos. Rectificamos de sal. Hay que tener en cuenta que cuando se enfría, se endurece.

4 – Vertemos la mezcla en un recipiente, tapamos con papel film, procurando que toda la superficie esté en contacto con el papel, así nos aseguramos que no se forme costra. Dejamos enfriar.

5 – Una vez fría la masa, cortamos las porciones, le damos forma de croqueta y las pasamos por harina, huevo y pan rallado. Freímos en abundante aceite de oliva. Una vez fritas, las reservamos encima de papel absorbente para quitar el exceso de aceite. Listo!!

Espero que os guste.

PIPIRRANA CIEZANA

Después de un pequeño parón con el blog, lo voy a retomar con una serie de recetas del pueblo de mi mujer…Cieza (Murcia). En Cieza, como en otros muchos sitios, se hacen “versiones” de recetas que son muy típicas dentro de la misma región o comunidad, y una de ella es esta pipirrana. Le he llamado pipirrana ciezana, porque nada tiene que ver con la pipirrana que se hace en zonas de Andalucía o incluso la que se hace en Murcia capital.

He de reconocer que la primera vez que comí este plato, me resultó la cosa más desagradable del mundo, y no volví a probarla hasta un par de años mas tarde en casa de unos amigos (casi a la fuerza por no quedar mal…), y estaba buenísimo!! Ni el sabor ni el aspecto tenían nada que ver. Lo que me pasó la primera vez, es que di con el sitio equivocado, ya que como parte de los ingredientes se tienen que “torrar” al fuego,  resulta que se les había carbonizado el bacalao, y aquello no había quien se lo comiese. Por lo tanto hay que ir con cuidado de no pasarse con el bacalao y mucho menos con las ñoras y la guindilla.

Como acabo de decir, tanto el bacalao como las ñoras y las guindillas secas, han de “torrarse” en el fuego (con llamas), ya sea en una lumbre, con los fuegos de cocina de gas de toda la vida, con un soplete de cocina… La cuestión es que tiene que quedar…pues eso, “torrao” como se dice por aquí.

Espero que lo probéis, no os defraudará, y si alguna vez probáis algo que no os gusta nada, darle una segunda oportunidad. Tanto la pipirrana ciezana como el sushi, no me gustaron ni un poco la primera vez…y ahora me harían daño…de lo que me gustan.

pipirrana ciezana

Ingredientes:

750 gramos de cebollas

6  ñoras

2 guindillas secas

350 gramos de bacalao en salazón

2 cucharadas soperas de Vinagre

100 gramos de aceitunas negras

1 vasito pequeño de aceite de oliva

Sal

 

Preparación:

1 – Pelamos y cortamos las cebollas en cuadraditos pequeños, y la ponemos en una olla con agua fría al fuego. Antes de que empiece a hervir, apagamos el fuego, escurrimos la cebolla, y la reservamos en un bol.

2 – Quitamos las semillas de las ñoras y las guindillas secas, y se “torran” en el fuego. Seguidamente hacemos lo mismo con el bacalao en salazón (hay que ir con cuidado  si lo hacemos en el fuego de las cocinas de gas,  ya que el bacalao primero soltará mucha agua) Desmenuzamos todo, comprobando que no tenga ninguna espina, y lo añadimos al bol donde teníamos la cebolla.

3 – Agregamos el aceite, el vinagre y las aceitunas, y removemos durante unos minutos para que quede una mezcla homogénea, y  se unan bien todos los sabores. Probamos y si hace falta, rectificamos de sal.

4 – Ya se podría comer, pero si lo hacemos de un día para otro, estará muchísimo mas bueno.

 

Espero que os guste.

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